Muerte

Céline y yo estábamos bloquedas, así que en un arrebato hemos decidido que cada una de nosotras escribirá un post basado en el tema propuesto por la otra. Este es el mío.
Si tenéis la posibilidad de escuchar "Alone" de Graeme Revell, de la banda sonora de Planeta Rojo, hacedlo, da como más ambientillo.



Nací en un pueblo triste, como triste ha sido mi vida.

Perdí a mi hermano pequeño cuando todavía tenía unos días de vida. Una mañana fui a verle a su pequeña cuna, como hacía cada mañana. Sus pequeñas manitas formaban dos diminutos puños. Cogí uno de ellos y lo noté frío, rígido. Me asusté y llamé a mi madre... ese fue el primer cadáver que vi.

Mi madre murió pocos meses después. Después de lo de mi hermano se pasaba los días en su habitación, metida en cama, llorando. Fue una época horrible para mí. Yo intentaba acercarme a ella, consolarla. Puede que no sirviera de mucho, pero quería estar a su lado. Ella no quería verme. Para evitar que entrara en su cuarto cerraba con llave. Yo pasaba mucho tiempo mirando por la cerradura. Veía como lloraba sin cesar y yo lloraba con ella, lloraba por ella. Lloraba por mí.

Recuerdo perfectamente el día que dejé de oir el llanto de mi madre. Fue el día que empecé a oir el de mi padre. Nunca había visto llorar a mi padre y fue impactante. Ese día me abrazó y lloramos juntos.

Pasamos diez años tranquilos. La tristeza seguía flotando en el aire, pero éramos felices. Habíamos remodelado la casa. Era una forma de darle un soplo de aire fresco que nos sentó muy bien a los dos. Los fantasmas de mi hermano y de mi madre flotaban todavía en las habitaciones, pero aprendimos a vivir con ello.

Cumplí la mayoría de edad, lo celebré con amigos, cogí mi primera borrachera... y fui a la universidad.

Al principio quería quedarme en mi pueblo, no quería dejar solo a mi padre, pero él insistió en que debía estudiar lo que me hiciera feliz, aunque para ello tuviese que mudarme a la otra punta del mundo.

No fue a la otra punta del mundo, pero cien kilómetros me separaban ahora de mi padre.

El primer año me fue bien. Me gustó el sitio, la gente, la carrera... Todos los fines de semana volvía a casa y compartía con mi padre todo lo que había vivido durante la semana. Fueron buenos tiempos.

A comienzos del segundo curso recibí una llamada inesperada. Mi padre había fallecido en accidente de tráfico.

Mi padre, mi única familia, mi último apoyo. Ahora estaba sola.

Sola.

Había tenido una vida tan cercana a la muerte...

Ahora quería morir yo. Quería deshacerme de esta cáscara mortal y miserable que me envolvía, pero no quería entregar mi alma a la Dama de la Guadaña, mi alma es mía. Quería, quiero, morir y renacer. Dejar mi cuerpo mortal en el mundo de luz y entrar en el mundo de la oscuridad con un nuevo cuerpo.

Quiero vivir en la noche, olvidarme de la luz del sol. Quiero nacer a una vida eterna, quiero ser una dama de la noche, quiero alimentarme de vida. Quiero desprenderme de lo que ahora tengo. Quiero ser yo la que quite vida, y no ser aquella a la que se la roban. Quiero ser una vampiresa.