Este hombre me vuelve loca. No sé que es lo que me pasa cada vez que estoy con él, pero pierdo el control. No tiene nada de especial, bueno, sí lo tiene, el sexo. Estar con él es tocar el cielo con las manos, hacer puenting y montar en la montaña rusa, todo al mismo tiempo.
Le conocí en la oficina, donde todos son viejos, gordos y calvos. Me fijé en él el día que llegó, con sus vaqueros, su pelo rebelde y su sonrisita de sabelotodo. Le sentaron en la mesa que estaba vacía, al lado de la mía, y no pude dejar de mirarle en toda la mañana.
Cuando bajamos a comer coincidimos en el ascensor. Iba bastante lleno, así que se pegó a mí. Sentirle tan cerca, olerle...
- Hoy me quedaré hasta tarde - me susurró en la oreja.
Me inventé algo que hacer para quedarme también.
Y cuando todos se habían marchado se acercó a mi mesa. No dijo nada. Se puso detrás de mi silla y me acarició el cuello, lo recorrió con su lengua. Me levanté y le miré a los ojos. Sonreía. Le besé, primero con dudas, luego con pasión, casi con furia. Me desabrochó la blusa, me levantó la falda y me sentó sobre la mesa mientras seguía besándome, tocándome. Yo le desabroché la camisa y el pantalón, que cayó al suelo con un ruido metálico producido por la hebilla del cinturón.
De un tirón rompió mi ropa interior. Me lamía los pezones mientras me acariciaba. Nos tiramos en el suelo mientras nos quitábamos la ropa que todavía llevábamos encima.Me senté sobre él y comencé a moverme. Él me acariciaba mientras tanto, de una manera intensa, firme...
Repentinamente se incorporó y fui yo la que estuvo debajo. Me abrió las piernas y jugó un rato con sus dedos, con su lengua. Y volvió a meterla. Lo hacía con movimientos secos y rápidos, y luego cambiaba y lo hacía despacio y con calma.
Fue entonces cuando llegó el guardia de seguridad. Nos quedamos quietos mientras lo escuchábamos venir hasta nosotros. Me metí debajo de la mesa y él conmigo. Y allí acurrucados me puso a cuatro patas, me tapó la boca y me hizo tener el mejor orgasmo de toda mi vida, por lo menos hasta entonces, con el guardia de seguridad haciendo la ronda y canturreando a nuestro lado.
Desde ese día siempre nos quedamos a trabajar hasta tarde, en una oficina como la nuestra siempre hay mucho que hacer. ;)
Portaros bien.
6.3.05
7 pecados: Lujuria
Publicado por Tuxina en 3:12 a. m.
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6 comentarios:
Pasión, desenfreno, lujuria escondida a la vista de todo el mundo.
Mientras quede en pecado no pasa nada, el problema surge cuando uno de los dos se cuelga, ahí se acaba todo.
No siempre los pecados son malos, al fin y al cabo mientras sólo queden ahí no sufres por ellos. Y la vida es corta, asi que hay que aprovechar el momento.
Carpe diem :)
Besos lujuriosos :p
MiGhiNha: Si uno de los dos se cuelga estamos hablado ya de otro tema, no sólo lujuria.
¿Y quién ha dicho que los pecados son malos? Hazle caso a este proyecto de apóstata, los pecados son una escusa para que los curas se lo pasen bien en su turno de confesionario.
Carpe diem, siiii. :p
Batusai: Me alegro de que te haya gustado. Sinceramente yo no me he quedado muy contenta con el post, pero la intentaré mejorar más adelante. Tampoco es cuestión de hacer un monográfico de la lujuria, pero algo más caerá.
Y pecado no es una palabra que esté en mi vocabulario, especialmente cuando se habla de estos temas.
Besos (lujuriosos también) x2
Cuello de pavo, cuello de pavo!!
Cuello de pavo si... o quizás pavo real...
Niños no leais estas cosas...
Jake: Vicioso!! Vicioso!!
Sele: Eso, niños, no leais estas cosas. Tuxina es mala y pervierte a los ñinos desprevenidos. Andaros con ojito.
Besos (x2).
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