Acababa de asomar la luna. Era una noche agradable, de las de finales de verano. Había una temperatura agradable de las que obliga a no ir en manga corta, pero tampoco cargada de ropa.
Paseaba tranquilamente, sin un rumbo fijo, pensando en mis cosas mientras mis pies decidían hacia donde dirigirse. Los tacones marcaban el ritmo sobre la acera de la calle solitaria.
Vi entonces los faros de un coche que se acercaba. Al principio sólo eran dos luces, pero a medida que se aproximaba pude distinguir un 127 azul oscuro, quizá negro. En el interior del vehículo se recortaban dos figuras, ambas de pelo muy largo, una rizo y otra liso.
Al llegar a mi altura, el coche se detuvo y los ocupantes me llamaron. Se habían perdido y preguntaban por una calle que ahora no recuerdo. Al ir a indicarles me acerqué más al coche y vi con sopresa que quien conducía era nada más y nada menos que Axl Rose, pero el de los 90, no el de ahora, y el copiloto no podía ser otro que Slash.
Tras una breve conversación me invitaron a acompañarles. No lo dudé ni un segundo.
Su casa estaba en un edificio bastante antiguo, sin ascensor. El portal estaba remodelado, le habían puesto esas baldosas cucaracheras antiguas, feas a rabiar, pero el resto del edificio conservaba escaleras de madera que crujían a medida que subías.
Y subimos hasta el 3º A.
Allí había más gente, debía de ser una fiestecilla. No conocía a nadie, y si los conocía no lo recuerdo.
Fuimos al salón, que apenas tenía muebles. Un sofá cutre, de los de escay, una mesa de café llena de latas, vasos y botellas y algunas sillas desperdigadas por la habitacióneran el único mobiliario.
Nor acomodamos por allí, cada uno por donde pudo y jugamos a las películas toda la noche.
¡Es el sueño más chulo que he tenido jamás!
Paseaba tranquilamente, sin un rumbo fijo, pensando en mis cosas mientras mis pies decidían hacia donde dirigirse. Los tacones marcaban el ritmo sobre la acera de la calle solitaria.
Vi entonces los faros de un coche que se acercaba. Al principio sólo eran dos luces, pero a medida que se aproximaba pude distinguir un 127 azul oscuro, quizá negro. En el interior del vehículo se recortaban dos figuras, ambas de pelo muy largo, una rizo y otra liso.
Al llegar a mi altura, el coche se detuvo y los ocupantes me llamaron. Se habían perdido y preguntaban por una calle que ahora no recuerdo. Al ir a indicarles me acerqué más al coche y vi con sopresa que quien conducía era nada más y nada menos que Axl Rose, pero el de los 90, no el de ahora, y el copiloto no podía ser otro que Slash.
Tras una breve conversación me invitaron a acompañarles. No lo dudé ni un segundo.
Su casa estaba en un edificio bastante antiguo, sin ascensor. El portal estaba remodelado, le habían puesto esas baldosas cucaracheras antiguas, feas a rabiar, pero el resto del edificio conservaba escaleras de madera que crujían a medida que subías.
Y subimos hasta el 3º A.
Allí había más gente, debía de ser una fiestecilla. No conocía a nadie, y si los conocía no lo recuerdo.
Fuimos al salón, que apenas tenía muebles. Un sofá cutre, de los de escay, una mesa de café llena de latas, vasos y botellas y algunas sillas desperdigadas por la habitacióneran el único mobiliario.
Nor acomodamos por allí, cada uno por donde pudo y jugamos a las películas toda la noche.
¡Es el sueño más chulo que he tenido jamás!
6 comentarios:
¿Ahora se llama "jugar a las películas"? xD
¡Estuvimos jugando a las películas!
Para lo otro no los escogería a ellos, quizás a James Hetfield...
Un bico
Que nivel más alto tienes, que para jugar a las películas necesitas a Axl Rose y Slash :D
No los necesito, pero si se quieren unir siempre son bienvenidos.
A ver si para la próxima sueño que jugamos al mus :p
Un bico
Qué lástima que estos sueños que nos molan no se convirtieran en realidad.
Pues sí, aunque no sé yo cómo estaría en esa situación, porque para jugar a las pelis no hace falta hablar, que si no tartamudearía todo el rato :D
Un bico
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