Tour nostálgico en una tarde

Hoy me ha dado un ataque de nostalgia, así que aprovechando que estoy en Lugo (otra vez, sí) he decidido revivir mi vida en una tarde.

Y ahora que lo he escrito me he quedado pensando... que vida más pobre he tenido, todos los lugares que me han marcado los he podido visitar en una tarde. Bueno, exceptuando Ourense, Italia y Mónaco, que si iba no me daba tiempo de volver para la cena.

He empezado por el paseo fluvial. Allí pasé veranos enteros, ya fuera de botellón, tumbada en a hierba o de juerga con los amigos. Antes de que lo reformaran los de Forestales (gratis) había una casa abandonada que colonizamos para nuestro uso y disfrute. Que buenos momentos pasamos allí, en nuestra Happy House. La magia de ese lugar empezó a romperse un día que encontramos una maleta llena de revistas porno, ropa vieja y la funda de una pistola. Ya daba canguelo volver...

Atravesando las cuestas del parque y caminando un buen trecho llegué a lo que antes era Studio 3, la primera discoteca a la que fui. Todos los sábados íbamos a la sesión de tarde unas quince personas juntas. Teníamos nuestro sitio en los sofás y nuestro sitio en la pista. Fue curioso el día que los degenerados de mis amigos fueron con la misma camiseta macarra y los seguratas se pensaron si dejarnos entrar o no. Ahora esta discoteca se llama Vértigo, y es mucho más pro. Tiene tres o cuatro ambientes, una cúpula super fashion y está llena de super pijos. Lo único bueno es que justo debajo han abierto un bar de Estrella Galicia.

Tuve que desandar el camino para llegar a mi colegio. Imaginaros si era pequeño que cuando estaba en preescolar ya me parecía pequeño. Era una gran mansión en la que vivía Benigno Quiroga López-Ballesteros, diputado durante el s. XIX. Si no recuerdo mal la historia, su familia donó la casa al ayuntamiento y decidieron convertirla en colegio. Pasé muy buenos años ahí metida, sobre todo los tres últimos. A día de hoy sólo tengo noticias de dos de mis amigas de entonces, una pena.

Y en esa misma calle, a unos cinco minutos está mi intituto. Esos sí que fueron años grandes. Primero de BUP pasó sin pena ni gloria. Tenía una compañera que era rarísima, pero llegamos a ser muy buenas amigas. Era la versión femenina de M.A., pero a lo hippie. No me explico por qué no tenía un esguince cervical con tanta cosa que llevaba. De segundo a COU la cosa se puso más interesante. Conocí al que sería mi primer novio y a algunos de mis mejores amigos. Poco a poco fuimos haciendo una pandilla (de gamberros, como no). Éramos los reyes del patio, los quinquis, jevirulos y malotes. Enemigos a muerte de los pijos, a los que hacíamos la puñeta en la primera ocasión.

En tercero, todos ellos escogieron la rama de ciencias y yo la de letras puras purísimas, así que no estábamos en la misma clase, pero tuve la suerte de coincidir con enfermos mentales que me alegraban las clases. Bea y Richi, rubios ellos, de ojos azules, estudiosísimos. Todos creíamos que hacían una pareja genial, y creo que lo intentaron, pero no sé cómo les salió. Isa, que estudió conmigo luego, Portas, que decía que Guns eran maricas y que me descubrió a Sepultura, Pantera, Cradle of Filth...

La relación con mucha de esta gente está rota. Por desavenencias, caminos diferentes, las drogas que son muy malas... pero hay alguna que sí conservo.

Me han quedado algunos sitios por visitar, pero los importantes son estos.

Me encantan estos ataques de melancolía de vez en cuando...