My hope, the destroyer

Ayer la lluvia dejó de ser simplemente agua. Se transformó en una manta que me arropaba durante la noche.

No dudo al afirmar que ayer fue el día más lamentable de toda mi vida.
Ver como todo tu trabajo, tus esfuerzos, caen como un castillo de naipes. Ver todas tus ilusiones por los suelos, enlodadas, haciéndote sentir estúpida por tanto tiempo perdido.

Ayer llovió. Y yo, con mi estado de ánimo a juego con el tiempo, permanecía de pie en el puente. Los coches transitaban despacio, con las luces encendidas y los limpiaparabrisas realizando su hipnótico movimiento. Eran como una extraña versión mecánica de la Santa Compaña.
Cada coche que pasaba me salpicaba las piernas, pero no me importaba ya.

Ayer vi todas mis ilusiones rotas.

La esperanza es lo que mueve al ser humano a seguir adelante, a superar las adversidades. Yo me había quedado sin ninguna, así que cuando salté al vacío, arropada por el agua de lluvia, no lamenté nada, no me arrepentí en ningún momento, simplemente me dejé llevar.

Y cuando noté el impacto del agua en mi cuerpo, cuando noté el crujido de mi cuello al quebrarse, mi último pensamiento fue para mis esperanzas rotas.

P.D.: Post improvisado escrito mientras escuchaba Sear me III, de My Dying Bride, siguiendo las indicaciones de The Unknown Man. Va dedicado.