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26.5.06

Vieja

Miré a aquella mujer tan vieja y me estremecí.

Al devolverme la mirada noté que de aquel ser humano sólo emanaba tristeza. Sus movimientos lentos y cansados, las lágrimas que pugnaban por echar a rodar mejillas abajo. Sus pequeños ojos se veían todavía más tristes al estar rodeados por una profundas y marcadas ojeras. Su cara, que un día fue lisa, joven, estaba surcada de arrugas. De acuerdo, todas las personas tienen arrugas cuando llegan a una edad, pero las hay de diferentes tipos. Hay arrugas de caras felices, las que se quedan cuando sonries, y hay arrugas de caras tristes, que se graban como a fuego cuando lloras mucho. Las suyas eran así, arrugas de cara triste.


Tenía las manos estropeadas por los años de duro trabajo, deterioradas a saber por qué.

No pude seguir mirando, así que terminé de limpiar el espejo y salí de la habitación.

4 comentarios:

iagox dijo...

Que triste, creo y considero que este tipo de historias no deberian llegar nunca a la luz publica.

Todo el mundo debería llegar a la vejez y alegrarse (por lo menos has llegado).

Weno. Un bico.

Tuxina dijo...

Bueno, eso pretendía, que fuese triste.
¿Y cómo es eso de que este tipo de histrias no debería de llegar nunca a la luz pública? Tiene que haber historias de todo tipo, porque al fin y al cabo, así es la vida.

Besos.

Anónimo dijo...

Tienes razón, en la vida hay tanta tristeza como alegría, y porque no se cuente no va a desaparecer.

Por cierto, una mini-historia muy buena; enhorabuena.

Tuxina dijo...

Es que la vida real siempre supera a la ficción...
Muchas gracias :)

Besos.