Te miro en silencio y veo,
aunque tú no sepas nada,
los momentos compartidos
en aquella madrugada.
No has hablado desde entonces
con mi solitaria alma
que llora, en silencio siempre,
justo al lado de tu cama.
Sólo fueron diez minutos,
fue una corta charla.
Para ti fue suficiente,
para mí casi no es nada.
Cuarenta años eternos,
todo eso nos separa
desde aquel aciago día
que mi vida fue segada.
Aquí te espero mi vida,
justo al lado de tu cama,
donde lloro día y noche,
donde te veo la cara.
Portaros bien.
25.11.04
El dolor de una separación.
Publicado por Tuxina en 11:13 p. m.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Ayyyy, me acabas de sacar un gran suspiro del fondo de mis pulmones!!! Espero q no lo hagas muy a menudo, un dia me quedaré sin aire de tanto suspirar
Gran poema, me encanta :)
Besiños, y portate bien tu, que yo siempre me porto... mal :PP
Gamberra, si no fueras mi suministradora de Gorilas... :p
Besos.
Publicar un comentario